miércoles, 19 de abril de 2017

De Plasencia, al sendero de la Meancera




Desde Plasencia, a unos setenta y cinco kilómetros, lo encuentras. Para llegar al Gasco hay que proponérselo y pena es no haberlo hecho antes. Afortunadamente ya tiene carretera asfaltada porque hace cuarenta años a esta alquería de las Hurdes, había que llegar por caminos de pizarras, rajando neumáticos del coche. Gracias a mi amiga Conchi Sánchez que siempre tiene una ruta sorprendente para descubrir nuestra tierra. Ahora, entiendo a Félix Barroso, otro amigo que además es amante, defensor y erudito de la historia hurdana. 

Es alejarse de Plasencia por Ahigal y toparte con miles de olivos milenarios y alineados, levantados sobre bancales y con el esforzado trabajo del paisanaje hurdano. Son olivos mimados que vierten a las aguas de Tierras de Granadilla y que su excelente aceite tiene la Denominación de Origen "Gata-Hurdes". Y comienza la admiración por el estallido de este paisaje mediterráneo, escondido aún del turismo arrasador, adentrándote por Moheda, La Pesga, Nuñomoral en unas tierras frondosas y vírgenes. Famosos los tejos del Cerezal y variada flora: acebos, fresnos, encinas, castaños, madroños, robles, pinos, y cerezos, adornada con jaras, escobas y brezos.

En Fragoso, desde el "Cotolengo", divisarás, desde su altura cortada, su meandro. A este pueblo me cuentan que antiguamente llevaban los fallecidos de otras alquerías en artesas utilizadas para la matanza. ¡Las Hurdes, tierra olvidada durante muchos lustros¡. Y llegamos al Gasco y a su Sendero de la Meancera, que deja a su paso la subida al Volcán del Gasco, aunque fue el impacto de un meteorito el que produjo un diámetro de cincuenta metros. 


En Gasco, te reciben con venta autóctona de castañuelas y casitas de pizarra, reproduciendo la arquitectura hurdana En la plaza, los mayores que aún encienden su pitillo con la yesquera. Desde el mismo pueblo sale una vereda, de unos dos kilómetros de distancia, adecentada y que sigue el caudal del río Malvellido, hasta llegar a la cascada de 100 metros de caída del chorro. Solo cuando llegas a su alto es cuando la divisas porque lo abrupto del terreno lo esconde. Cualquier época es buena para hacer este sendero, aunque me quedo con una visita tras las lluvias de la primavera. La dificultad es baja aunque en algún tramo pequeño hace falta tirar de cuádripceps
 

Y a la vuelta, reserva mesa para deleitarte con la cocina hurdana, de una pareja encantadora como Jorge y Alex, en su Restaurante Meancera. Se identifica el local por una bandera con el arco iris. Una oferta mixta de cocina autóctona y de autor, adornada con las tres "b": buena, bonita y barata. Acompañada de un servicio cargado de simpatía y atención. ¡Un lugar para volver! 




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