lunes, 5 de mayo de 2014

El Estado de Extremadura:¡No a un debate "Redondo"!




Artículo de Julián Carretero Castro. Secretario General de CCOO Extremadura, 
publicado en el Diario "HOY", con fecha 05-05-2014


La atonía de la economía extremeña, propiciada por las políticas austericidas imperantes en España y Europa, de las que Monago es fiel adalid, además de la degradación que está ocasionando en los servicios públicos esenciales, en los sistemas de protección y el empobrecimiento de las personas, está desguazando el tejido productivo regional y como consecuencia, propiciando un deterioro galopante de nuestro mercado de trabajo.

El cumplimiento del déficit en los ejercicios 2012 y 2013 en su mayor parte fruto de ingenierías contables e ingresos de ejercicios anteriores, para Monago ha sido un objetivo en sí mismo, desprovisto de políticas de acompañamiento para la  activación económica, productiva y del empleo, además aderezado con un comportamiento indolente de entender la acción política, que traspasa la decencia y la ética, como en el caso del retraso voluntario de la aplicación efectiva de lo presupuestado para la Renta Básica en 2013 o la reducción conscientemente de las partidas propias para atender primeras necesidades de personas y familias, trasvasando a entidades privadas caritativas, en un ejercicio cínico de caridad ajena, la obligación constitucional del Estado, que estatutariamente tiene asignada la Junta de Extremadura.

Así, el logro del déficit lejos de ser la gran ventaja comparativa para  la economía extremeña que pretende vender, es una pifia más de su inacción política, que lastrará el futuro, si no se remedia, y se sigue persistiendo en los mismos errores y en la misma actitud.

La riqueza regional alcanza ya una caída acumulada en los dos últimos años por encima de los 4 puntos. El PIB/habitante se sitúa en 15.026 euros, el más bajo del país, alejándonos al galope de la convergencia nacional y europea. La deuda pública lejos de estabilizarse se ha disparado en más de 650 millones de euros en los dos últimos ejercicios.

El ajuste fiscal “sin ton ni son” deja en un erial desolador y con muchas dificultades de futuro al tejido productivo extremeño y a su mercado de trabajo.

El crédito vivo a familias y empresas ha caído en más de 6.000 millones de euros desde 2007 y la desaparición total o parcial de empresas desde 2008 es bien palpable. Monago desde que llego al poder acumula en su mochila 42.000 empleos destruidos y 46.000 nuevas personas paradas.

La economía extremeña sigue destruyendo empleo y el paro sólo disminuye porque la gente emigra, desespera y desiste. Más de 63.000 parados llevan más de dos años buscando empleo. Extremadura ha perdido 8.500 y 6.400 habitantes en los dos últimos años, lo que no ocurría en los últimos 18 años.

Crece el riesgo de descohesión social de manera alarmante, al disminuir la cobertura en la protección por desempleo, las rentas salariales y las pensiones. Más de 65.000 personas  carecen ya de prestación o subsidio alguno, la renta básica, tras un año de su aprobación, ni está ni se le espera y el índice de pobreza alcanzó ya el 34%.

Con este panorama, el llamado “debate del estado de la región” de los próximos días en la Asamblea de Extremadura, aún viciado por Monago al hacerlo coincidir con el inicio de la campaña electoral de la europeas, con una argucia de perversión democrática para sustraer los intereses de la ciudadanía a los propios electorales, no puede ser uno más de la autocomplacencia y la propaganda.

No debe consentirse que sea un debate redondo, configurado en exclusiva para el interés mediático y de autoafirmación del personaje. Por contra, debe exigirse  un debate en el que impere la política de la verdad, frente a la política de la mentira y del anuncio que luego no se sustancia en nada y se desinfla con el paso del tiempo. Debe propiciarse un debate con las aristas y alternativas necesarias para que la gente percibamos que allí se está hablando de nosotros, de nuestra realidad y de las soluciones que necesitamos.

No puede ser un debate redondo. Debe ser un debate para analizar y enmendar lo mal hecho, para trazar planes y buscar alianzas políticas, sociales, económicas y de las distintas administraciones. Un debate para el diálogo social y la concertación. Un debate de planes de choque que detengan la sangría de las múltiples heridas por las que supura Extremadura.

No puede ser un debate redondo. Debe ser un debate para comprometerse de verdad con ese 32% de personas paradas, con esas empresas en crisis y esos sectores que se hunden en el lodo, con ese tercio de personas en el umbral de la pobreza, muchas de las cuales carecen ya de las condiciones mínimas de supervivencia.

Un debate para que no sigan deteriorándose los servicios públicos esenciales y de atención y protección a las personas. Un debate para mantener vivo nuestro ámbito rural y nuestro modelo social de convivencia. Un debate para hablar de futuro y esperanza, de jóvenes, formación, innovación, inversión, políticas sectoriales y modelo de desarrollo.

Extremadura no puede permitirse otro debate redondo más, configurado en exclusiva para la fabricación de noticias, factos y ocurrencias varias, con el solo objetivo de asegurar el poder y la supervivencia de jefes y jefecillos. No, no se puede y no sería legítimo.










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