miércoles, 29 de mayo de 2013

¿Formación Dual en España?





A falta de ideas propias, al PP le valen las recetas fotocopiadas que vienen de Alemania. De nuevo, la perversión intencionada de un neolenguaje; utilizando significantes iguales que en su esencia significan lo contrario, lo diametralmente opuesto. Utilícese la coctelera mediática, mezclada con la necesidad de dar respuestas al alto nivel de desempleo juvenil y al fracaso escolar, realícese un “copia y pega” del sistema educativo alemán y obtenemos la fórmula magistral por la cual la mediocridad política tiene un “recetario” que vender como una idea innovadora.

Estando de acuerdo en que la alternancia de estudio y trabajo debería ser la apuesta de un sistema educativo articulado al mundo de la empresa, el diseño del mismo no puede apuntalarse sobre la idea de la recuperación del perfil del aprendiz de los años  sesenta.

De los alemanes, nos separa la concepción del modelo productivo basado en el  valor añadido de los procesos industriales, la tipología de nuestras empresas excesivamente atomizadas, la valorización de la formación como inversión y no como gasto y la capacidad de concertación de lo sustantivo de la empresa; empresarios y sindicatos, con el incentivo de las administraciones públicas. 

Solo hay que ver la apuesta que hace este gobierno con la LOMCE por la Formación Profesional Básica -F.P.B.-, buscando resultados cosméticos de reducción de la tasa de fracaso escolar, fomentando una estrategia recurrente, desde un casposo pasado, de segregar a los que un sistema clasista, como pretende, decide quién irá o no, a la Universidad; estando claro que los niveles de participación de uno a cuatro estudiantes a favor de los universitarios es una relación que se debe cambiar a favor de una decidida apuesta por la FP. 

Pero ese objetivo de maridar “estudio y trabajo” en un sistema de formación dual, no se puede hacer fundamentándolo en un “contrato de formación y aprendizaje”; consecuencia de la última reforma laboral, soñado para sustituir empleo con derecho por un empleo precario que presenta una expectativa desmotivadora a aquellos jóvenes que se ven encadenado este tipo de contrato hasta los treinta años, cobrando un 75% del S.M.I. y donde la oferta de certificación profesional de las empresas que deberían acompañar a estos contratos pueden quedarse en el negocio de las gestorías a través de las bonificaciones que tienen las empresas por formación.

Lejos estamos de concertar un diseño de formación en alternancia con potenciación de la red de los Centros Integrados de Formación Profesional, implementación previa en la formación de los coordinadores de Formación en Centros de Trabajo -F.C.T.-, por la tutorización y orientación de los contratos de formación para ser insertados en la empresa, por activar un sistema de formación para el empleo que con este gobierno alcanza los recortes más importantes en las políticas activas de empleo, tanto para trabajadores y trabajadoras ocupados como para personas desempleadas, que nos exige Europa y cuya financiación se desvía, anticonstitucionalmente, a cubrir oscuros agujeros y a implementar políticas neoliberales de dudosos resultados.  

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