domingo, 14 de octubre de 2012

Reflexión para un debate España-Cataluña (y III)



Y entonces los padres de la Patria, más que posibilitar la unidad sobre bases de igualdad, amplificaron la transferencias de recursos humanos y financieros, aumentando los desequilibrios territoriales. La polarización industrial en el País Vasco y en Cataluña, que con anterioridad, se había fraguado gracias a políticas arancelarias y proteccionistas de España, soportadas por el conjunto de la población, significaron una profundización en nuevos desajustes sociales y económicos entre las regiones españolas.


Ahora, cuando el independentismo catalán plantea cuestiones como el expolio fiscal que recibe Cataluña, es necesario recordar la estrategia de la concentración financiera (*), mediante el intervencionismo político de la dictadura, que se realizó a partir de los sesentas, cuando se creaban circuitos cerrados y obligados para la utilización de los ahorros de aquellos territorios considerados como "improductivos", que además de servir mano de obra barata, invertían capitales "manu-militari" en áreas geográficas más ricas.

Y no podremos olvidar al denostado Instituto Nacional de Industria, cómo optó por la inversión pública en esos territorios más proclives a la concentración de recursos, facilitando subvenciones publicas a determinados sectores que se entendían como estratégicos. A todo ello, no podemos obviar el papel asignado a regiones como Extremadura, como exportadora de materia prima y recursos energéticos que les impedían generar una cultura de la transformación de sus productos y de la valorización añadida en su producción final.

Y cómo podríamos cuantificar la perdida real de capital humano con la diáspora que sufrieron territorios como Castilla, Extremadura o Andalucia. No hay deuda histórica que pudiera reparar el desequilibrio posiblemente irreversible de estos territorios que no dispusieron de más intervencionismo estatal que les favoreciera que sembrar de pueblos de colonización o ser programados para la despoblación.

No deja de ser una simplificación interesada cuando oímos que "España nos roba", de la misma manera que decir que Cataluña succionó excedentes de otros territorios. Deberíamos poner el acento en la clase social que se benefició allí de la concentración de recursos humanos y financieros  y aquí de la ausencia de tensiones y conflictos que aseguraron a caciques una población sumisa y pingües beneficios rentintas.

(*)  "El incremento de este tipo de financiación permite hablar de la existencia de un auténtico "boom de la financiación intervenida" en la segunda mitad de los años sesenta al llegarse a una situación en la cual el 47% de la financiación neta entregada por el sistema creditício al sector privado estaba intervenida directa o indirectamnete  por la administración, que a través de la fijación de plazos más largos que los habituales o tipos de interés más bajos que los existentes en el mercado, ofrecía condiciones que de hecho implicaban una subvención para los beneficiarios de estas operaciones" Tuñon de Lara.

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