martes, 23 de enero de 2024

Sr. Puente y el Ruta de la Plata




El Sr. Ministro tiene toda la razón cuando dice que el “Ruta de la Plata” está muy verde. Otra cosa es que su opinión pretenda ser preventiva para seguir dilatando una reapertura estratégica y necesaria. La puesta en marcha de la línea “Plasencia-Astorga”, ha dejado de ser una mítica reivindicación romántica, para ser el núcleo gordiano de la recuperación de la otra España; la que cerró estaciones y trenes para volcar recursos en las cercanías del denominado arco mediterráneo.

El Gobierno de coalición, con buen criterio, viene proponiendo un cambio de patrón productivo, más sostenible y en lucha para combatir el cambio climático, propiciando el ferrocarril, frente a la carretera. Es más, ha sido sensible al apostar teóricamente por la España Vaciada. Sería una contradicción no posibilitar que esta línea del oeste español siga siendo el cuarto oscuro de España. La asimetría entre Mediterráneo y Atlántico no puede perpetuarse ni primarse. Aquí está el vital eje de equidad que nos iguala como españoles y no otras milongas.

El informe de viabilidad, recientemente licitado, cuya entrega está fechada para dentro de dos años, aunque necesario, no puede ser una táctica de distracción para llevarnos al 2050 sin compromiso alguno. El Ministro, Oscar Puente, al referirse a la “racionalidad” que finalmente debe acompañar a una decisión como la de que el “Ruta de la Plata” forme  parte de la Red Básica Europea, tiene toda la razón. Los extremeños, andaluces, castellanos, gallegos y asturianos, las tenemos de todo tipo: razones sociales, económicas, históricas, constitucionales y de sostenibilidad, para más de cinco millones de habitantes. No podemos seguir supeditados al colapso radial que supone Madrid.

Ahora y no mañana, es el momento. En una época de transición medio ambiental, a través de los fondos europeos, la administración central tiene que mostrar un compromiso inequívoco para reequilibrar el país desde el punto de vista demográfico y productivo.

La construcción ferroviaria de la linea “Plasencia-Astorga”, no tiene dificultades orográficas para ser abierta de nuevo. Su cierre fue un error histórico que no debe repetirse por el actual gobierno. El Gobierno PSOE-SUMAR, queda obligados a instar a la Unión Europea a que la Ruta de la Plata forme parte de su Red Básica; complemento esencial en el Corredor Atlántico, para que la puesta en marcha de la misma esté en funcionamiento antes de 2040.

El movimiento que resurge en defensa del “Ruta de la Plata”, no debe servir para una nueva confrontación partidista. En la pasada movilización del 21 de enero, a este llamamiento acudieron personas de derechas, de izquierdas y medio pensionistas. El PSOE y el PP tienen que echarse poco en cara y por tanto no deben caer en el error de patrimonializar una demanda que es una deuda histórica. Tan solo recordar a la exministra de Fomento, Ana Pastor, en su Plan de Infraestructuras 2012-2024, donde ni tan siquiera aparecía un informe técnico de la Reapertura. Con esto, queda dicho todo.

Hágase el estudio de viabilidad y se verá que el coste es inferior al rescate económico, y que el tráfico norte-sur, aprovechando nuestra cercanía con la raya portuguesa es fundamental para la suma de territorios que viene sufriendo la descapitalación de su talento, recursos y capacidades.

La reapertura del Ruta de la Plata es coherente con lo objetivos del “Pacto Verde Europeo” y la estrategia de la Comisión Europea, “El Libro Blanco sobre el futuro de Europa”, pretende que el 30% de transporte por carretera en distancias superiores a 300 kilometros pase al ferrocarril, reclama la coherencia.  Esto es descarbonización y “pura racionalidad”,  el resto es pura entelequia, Sr. Ministro.   

sábado, 6 de enero de 2024

España puede ser

 


Con el grito de “Viva las caenas”, se puso fin al trienio liberal de Riego y a renglón seguido el obispo de Jaén, celebró un Te Deum por la captura del capitán general. Vuelta al absolutismo y otro paso atrás en la modernización de las instituciones en España y ya solo es un nombre que se usa como la alfombra para ocultar privilegios. Riego ha sido ahorcado, y fusilado luego Torrijos. En la pintura de Antonio Gisbert, asido de la mano por el venerable Fernández Golfín; uno de los extremeños de aquella Constitución, se intuye la dignidad de un hombre progresista que murió gritando, ¡Viva La libertad!

Aquellas ideas del extremeño Muñoz Torrero en las Cortes de Cádiz de 1812, arengando sobre el fin de la Santa Inquisición, el principio de la sociedad civil, la justicia y la libertad de prensa, afirmando que la soberanía residía en las Cortes y en la división de los tres poderes, daban el portazo al absolutismo monárquico en la Constitución de “La Pepa”. Otro extremeño ilustre como Antonio Oliveros afirmaba que la censura de la imprenta era contraria a la propagación de las luces. El siglo XIX nos trajo uno de los más violentos de su historia: guerras de sucesión, golpes de estado, intentonas, sublevaciones, asonadas, rebeliones cantonales… Privilegios de la nobleza o de la iglesia disfrazados de valores. ¡Por Dios, por la Patria y el Rey!

Era la pulsión de España, también la de ahora, la España de los mitos, creencias atávicas y privilegios de una nobleza rancia, contra aquella otra liberal, moderna e ilustrada. Son las dos Españas de las que hablaba Machado: “Ya hay un español que quiere vivir a vivir empieza. Entre una España que muere y otra España que bosteza”. La España de la prosa que trabaja y revienta, la otra España; la de la lírica de las banderas y la épica de las batallas y las pistolas.

España es una anomalía; pensadores y poetas sin ejército, y batallones de ignorantes sacralizando el despotismo.

A una revolución liberal, le sigue una absolutista y vuelta a empezar. Tiempos de desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, de las denominadas manos muertas que financiaron más guerras entre isabelinos y carlistas. Tiempos de monarquías de reyes felones o liberales aunque corruptas. De moderados y progresistas, de militares como Narváez y Espartero. De bienios progresitas decepcionantes que no arriesgan en las respuestas sociales. Tiempos de organizaciones obreras reprimidas y prohibidas. Retorica revolucionaria pero sin revolución social. Siempre la Iglesia y la Nobleza de por medio. Tiempos de cambios constitucionales en un juego de trileros para que nada cambie.
Un sexenio democrático –1868-1874– sin Borbones, como paso intermedio a la I República; la de la abolición de la muerte, la del proyecto de Constitución federal de la República Española fracasada que nos devuelve a los Borbones y así otra vez a la anomalía de España. Y comienza el periodo de la Restauración, pomposo título de nefasto resultado. Vuelta a la oligarquía y cacicato, al turnismo de partidos funcionariales, al centralismo de Madrid, al poder de la Santa Madre Iglesia. Mientras, las ideas de la Revolución Francesa y el pragmatismo de la Revolución Industrial pasaban de largo.

Perdida de las colonias, la generación del 98 como síntoma de la decadencia en España, dos huevos duros más con el Desastre de Annual y Alfonso XIII dedicado a la producción de películas porno y una ocasión perdida con la II República: reforma agraria, leyes laborales, educación igualitaria y estado laico. Fue como un sueño imposible, mucho más de lo que un país de caciques, aunque santurrón y mojigato estaba dispuesto a asumir. Militares y salvapatrias que nos adentran en la noche de los tiempos, pasando por Franco, Tejero y leyes mordazas.

Cuarenta y siete años después, arrastrando el lastre de fuerzas vivas de la corrupción, una derecha montaraz, beatos reaccionarios, caníbales de la memoria, brazos armados de la sin razón, palmeros incultos o pagados, España quiere ser. Desde aquel “Viva las cadenas”, no nos cansamos de arañar unos metros de modernidad y justicia, poco a poco, a pesar de una banda organizada de “constitucionalistas” que la profanan, golpistas mediáticos, propagadores del silencio, gamberros institucionales… Como Gil de Biedma decía: “A menudo he pensado en esos hombres, a menudo he pensado en la pobreza de este país de todos los demonios. Y a menudo he pensado en otra historia distinta y menos triste; en otra España, en donde ya no cuenten los demonios. Pido que España expulse a esos demonios”. ¡España puede ser!

viernes, 5 de enero de 2024

Nación y Estado

 


En una entrevista en la Cadena Ser al erudito lingüista Chomsky, afirma que “Reagan y Thatcher entendieron muy bien que cuando vas a librar una guerra de clases militante, tienes que destruir las instituciones que permiten a la gente estar protegida”. No hay nadie con más conciencia de clase que los ricos. Expresión del marxismo en toda su excelencia.

En la crisis de las subprime, cuando el capitalismo salvaje hacía un nuevo intento de superar sus contradicciones haciendo que los desfavorecidos pagaran sus consecuencias, el capitalista Warren Buffett decía que “había una lucha de clases, pero es mi clase, la clase rica, la que hace la guerra y estamos ganando”. Para que luego digan que el marxismo ha muerto.

Todo esto viene a cuento de contextualizar la supresión del impuesto de sucesión, que no deja de ser la estrategia de los de siempre; los esquilmadores compulsivos de lo público, de aquellos que solo quieren el estado para acabar con él. Cuando oigas que el dinero debe estar en tu bolsillo y no en el estado, debes ponerte a temblar si no eres de la clase de los ricos. Lo que ocultan decir es que para que va a estar el dinero en las arcas públicas si lo suyo es que esté en “sus manos”.

Su relato es tan simple y tan obsceno que solo es tapado por el ruido del miedo y la tragedia que ellos mismos generan. Son los mismos que dicen que las ideologías no existen, las clases sociales tampoco y que solo nos salvamos si hay patria. Se olvidan del Estado; o mejor dicho, quieren liquidarlo por inanición. Como si tú o yo, hubiésemos llegado a ser algo única y exclusivamente solo por nuestro esfuerzo. Hay que recordar los programas y medidas complementarias para facilitar ese ascenso social o nos creemos esa estafa positivista thatcheriana que si te mueres de hambre es porque eres un patán…

La clase social determina tus oportunidades, tus estímulos y tu educación. Y claro que hay conflicto de clases y luchas que se evidencian en el día a día. Luchas que pretenden ser disimuladas y obviadas poniendo el acento en la simplificación de una emoción para favorecer el engaño del que tiene menos oportunidades, menos estímulos y menos formación. Por ello, pretenden dormirnos con pertenencias a grupos de exaltación, como por ejemplo el de la Nación.

Sí, estoy hablando de la derecha; de esos que gatean por las paredes para no perder sus privilegios. Pretenden igualarnos en un sentimiento patriótico para evitar solucionar el conflicto que genera las diferencias de clase. Son dados a la literatura barata en prosa o en poesía. Les basta con inflacionar los balcones de banderas o en sus muñecas. La Nación como una excusa para compartir una emoción sin costes dinerarios. La izquierda, afortunadamente, salvo cuando se despista reproduciendo relatos neoliberales, pone la solidez en la concreción de la Nación, haciendo Estado. Y aquí es donde comienza la ideología, la ubicación de izquierdas y derechas, subir o bajar impuestos para la redistribución de la riqueza o el “sálvese quien pueda”.

La madre del cordero está en la progresividad fiscal; donde paga el que más tiene. ¿Para qué queremos una nación sin estado con servicios públicos de calidad? ¿Estos neocons, quieren contrato social o quieren conflicto permanente? El Estado se forja con impuestos y no con dinero en unos cuantos bolsillos. ¡Son matemáticas, estúpidos! A los valores de justicia, equidad y solidaridad hay que ponerle unidades seguida de ceros. Una nación sin estado es una farsa. Para la derecha, basta con la engañifa de la exaltación de la patria, aunque a la ciudadanía se les niegue el trabajo digno, la sanidad, la educación o la luz. Si hay poco o mucho equilibrio social es a pesar de la derecha.

El patetismo de suprimir el impuesto de sucesión para rentas superiores a los setecientos mil euros no deja de ser un nuevo insulto añadido a sus amnistías fiscales a los defraudadores o a las becas para rentas que superen los ciento veinte mil euros. Son esos patriotas que rompen la unidad de España en una escalada de a ver quién rebaja más impuestos a los de siempre.

Luis Landero y la palabra

 


Landero, en su obra “Una historia ridícula”, dice que él nunca tuvo el sentimiento de escribir esta novela, delegando en Marcial el protagonismo de todo lo que nos relata. Un hombre, que podría ser cualquiera de nosotros, de los miles de españoles que elaboramos sueños, dando tumbos, gateando por las paredes como cualquier alma extraviada, a veces con pretensiones estrafalarias, porque es difícil poder con la propia vida, concluyendo que “Entre que llega y no llega la muerte, algo habrá que ir haciendo con la vida”. Ya les digo que este Marcial podríamos ser cada uno de nosotros.

En el Teatro Romano de Mérida, también Landero dejó hablar a Marcial que lo hacía por boca de todos los anónimos hombres que vamos sorteando los obstáculos de nuestras cansadas biografías, con mejor o peor suerte, dependiendo de azares y pertenencia a familias, evitando caer en el extravío, para ir por derecho al epicentro de la historia, como lo hizo uno de nosotros, como Marcial. Desde este lejano Oeste, “a cuantos políticos y mandamases les corresponda responsabilidad en este desafuero y esta afrenta, les digo queridos políticos; «iréis de cabeza al infierno”. ¿Cómo poder enfadarse con este mestizo lusitano, talento exportado por culpa de una historia fallida de determinados políticos a lo largo de estos últimos siglos?

Landero nos enseñó lo que significa la palabra “jeito”; otra bella expresión y qué amplio su concepto. Con gusto y con pasión construir de un modo apasionado nuestro día a día. Tal y como él lo hace al escribir, volcando sobre su pluma emociones universales de todo aquél que tuvo que partir de su pueblo, Alburquerque o de Plasencia, que es el mío. La mayoría de las veces, abandonando y perdiendo el paraíso al que ya nunca más volvimos, convirtiéndose en un imaginario eterno de lo ampliamente vivido que fuimos entonces. Luis, como todos los entretenidos en escribir buena literatura termina distraído en la observación permanente de la naturaleza de las cosas y pone nombres para entenderla. Y solo hay que estar atento a su palabra; y exprimirla como limones sobre la rica agua de nuestros manantiales.

Como verso libre porque la edad, afortunadamente, nos desata la lengua, tuvo a bien zaherir ayer las conciencias. Su matización inicial sobre «una mayoría de políticos», le salva de una generalización sobre ellos que a mí me hubiese parecido excesiva. “A cuantos políticos les corresponda”. ¡Por favor, escuchen! y no se extravíen como Marcial con su vida. Son palabras que lleva cada puntada con su correspondiente hilo. Y si te picas, te rascas.

Solo un pequeño “pero”. Sobre los adjetivos de “perezosos, bebedores, puteros, codiciosos, serviles, cobardes o descreídos”, faltó el epíteto de delincuente o corrupto. Bien es verdad, que en todas las casas cuecen habas: Reyes, periodistas, juristas, policías, médicos, enfermeros o maestros. Si yo fuera político, puede que me hubiese resultado molesto esa supuesta generalización que no lo fue. Que yo sea un Marcial cualquiera no significa que no alcance a diferenciar en mi tierra de aquél político que trajo importante financiación para estrechar distancias en nuestro lejano oeste, de aquel que utilizaba el avión con el hurto sucesivos de pasajes. Nunca el árbol debe dejarnos sin ver el bosque.

Posiblemente hubiera tenido que afinar en la tipología de políticos pero hubiese perdido eficacia el gancho. Como un Marcial cualquiera podemos quedarnos con aquello de “todos los políticos son iguales”; costumbre muy dada entre aquellos que no participan de los valores de la democracia o de infantilizados opinadores.

Les dejo con un soneto de un maravilloso lenguaraz como Don Francisco de Quevedo: “Que quien el corazón tuvo en la boca, tal boca siente en él, que solo dice: En pena de que hablé, callando muero”. Que los jabones a los poderes públicos de los eruditos, estudiosos, pensadores o filósofos sean un desierto en los trescientos sesenta y cinco días de Extremadura. Que «Nuestras voces, se alzan…

lunes, 8 de mayo de 2023

¡Acabemos con el "Sanchismo"!

 


A esta cruzada están convocados los Cien Mil hijos de San Luis. Hay que devolver el poder absolutista a los beodos y zafios, para gritar de nuevo: ¡Viva las caenas! Feijóo, como un loro domesticado, atrapado en su inconsistencia, se va por las ramas de los árboles mientras repite su necedad de hombre gris, con manguitos de contable amargado y autómata. Nunca baja a tierra porque cuando lo hace siempre hay un Pedro Sánchez que radiografía la insolvencia, la mala fe, la indolencia de un cadáver paseado por la tonta del pueblo más grande de España.

Desde Fernando VII, por poner un punto de partida, siempre ha habido loros de repetición y podadores de derechos, invocando a las catástrofes. Eso sí, siempre han contado con muertos de hambre, arrastrados y trepadores que les han meneado la cola para que les lluevan las migajas. Desclasados y “apolíticos” en una sistemática fuga de su clase social, porque en su baja autoestima no se soportan en ella. Es decir, todos los idiotas de solemnidad que decidieron un día no mandar en su hambre. Feijóo y los de su pandilla los denominan como gente de bien.

En esta España, quitas al cura Merino, los Borbones, a Franco, a Tejero, a la Santa Madre Iglesia, a los jueces de su palo, a los caciques de la tierra, a los directivos de la banca y de las grandes empresas y todo es una anomalía que hay que “derogar”, “manu militari”. Estamos en un enésimo intento de provocar, mediante la concertación sostenida en el tiempo, de chusma y élite, el derribo de una brizna de progreso y justicia, conseguida en los últimos cuatro años, para que todo siga perteneciendo a los que por razón de nacimiento y privilegio les corresponde. Menos todos estos, ¡Todos a la cárcel!

Acude a fiscales amigos para que le hagan el trabajo sucio o su partido presenta recursos anticonstitucionales sobre cualquier ley aprobada democráticamente en el Parlamento, que siempre pierden cuando la justicia es equilibrada. Así que deroguemos el “Sanchismo”. A esta cruzada son llamados todos los indignados que han pasado de tener un SMI de 735 euros a 1080. A todos los pensionistas que hemos obtenido una subida en este año igual a la que hubiésemos obtenido con el PP en 34 años. Hay que revertir la Reforma Laboral para pasar del 13% de paro actual, a una tasa del 26% que teníamos en el Gobierno de Rajoy. Estos rojos bolivarianos van a terminar con el empleo, pero ya son más de veinte millones seiscientos mil afiliados a la S.S. y el crecimiento del PIB apunta al 2,1 que proyecta el Gobierno.

Desactivemos la excepción ibérica porque tenemos los precios menos elevados, junto a la inflación más baja de toda Europa. Deroguemos la Ley del Aborto, de la Eutanasia, de la Educación… Y sobre todo, deroguemos el Ingreso Mínimo Vital o las prestaciones sociales para mayores de 52 años como lo hizo Rajoy en el 2011, dejando a los parados de larga duración con el culo en la gotera. Reventemos el Mar Menor y el Coto de Doñana con pozos ilegales porque se acaba la fresa, aunque el planeta pete.

Confrontemos con Europa en un delirio trumpista para que salga el sol por Antequera. Resolvamos el problema de Cataluña con el “Piolín”, haciendo entrar los tanques por la Diagonal, gritando ¡A por ellos! Terminemos de joder con la pelota y demos una patada definitiva a la Sanidad, Educación, Pensiones, Dependencia y Vivienda para que los fondos buitres, amigos de Ana Botella, privaticen nuestras vidas, ordeñen nuestros bolsillos y terminemos en el psiquiatra.

Imagino lo que le pidieron los fiscales de cuna a Feijóo, pues imaginen lo que le dice Garamendi, el Presidente de la CEOE, el falso autónomo que tiene sin firmar mil trescientos convenios. Imaginen las conversaciones del loro pertinaz con los banqueros o con las energéticas… Menos mal, que para la derogación del “Sanchismo”, cuenta con las huestes de VOX, que nos anuncian en los pueblos de España, un metro y una playa. Y acabemos con los sindicatos, que no dejan de dar el coñazo. ¿Volverán banderas victoriosas?

domingo, 19 de febrero de 2023

Estrategia férrea, Plasencia-Salamanca

 


De nuevo, un artículo para la provocación y el urgente debate sobre la necesaria construcción de la vía férrea Plasencia-Salamanca. Evidentemente me faltan argumentos técnicos, pero a mí y a la ciudadanía nos sobran argumentos sociales, económicos y de sostenibilidad para exigir a las administraciones públicas y gobiernos un paso adelante sin tibiezas. En un contexto de fondos europeos expansivos, dirigidos a un cambio de modelo productivo, la línea Plasencia-Salamanca es una opción estratégica.

El cierre del Ruta de Plata hace treinta y siete años fue un error para Extremadura y el oeste peninsular. Podemos repetirlo si no se incluye en la Red Básica Europea una nueva plataforma ferroviaria Plasencia-Salamanca con un coste de novecientos millones de euros, con aportación financiera si se incluye en esta red. Si permanecemos en la Red Global nos iríamos al 2050 para su posible realización. ¡Todos calvos! La voluntad política del gobierno español, la insistencia del gobierno extremeño y la necesaria persistencia del empresariado, cámaras de comercio y ciudadanía del Corredor Oeste es vital. La mejor política contra la despoblación de la España vaciada es ocupar un espacio sustantivo dentro del Corredor Atlántico.

Para este objetivo, se necesita eliminar el cuello de botella de Madrid. Extremadura no debe  caer en el error de esperar a la conclusión de la Alta Velocidad, Lisboa-Madrid y conexión a Puertollano. Su conclusión aproximada en 2030 deberá de haber contemplado la anticipación de Plasencia-Salamanca para que al menos en el marco presupuestario europeo 2027-2033, tenga operatividad financiera.

La U.E. pretende una Red Básica para todos los países, asegurando autosuficiencia y competitividad para eliminar las tensiones que vivimos procedentes de Asía y EE.UU.  Un corredor que sería central en el transporte gasificado desde Huelva y Sines al centro de Europa y que como producto peligroso no puede pasar por la capital de España. El Comisionado del Corredor Atlántico proyecta la creación de un millón de empleos, implementando el PIB de los países en un 2%.

La normalización del transporte en un Corredor del Oeste que contemplara la apertura de Plasencia-Salamanca, implicaría comboyes de 750 metros, capaz de transportar más de 150 camiones, repercutiendo en un menor costes de mantenimiento de carreteras, utilizando la electricidad que generamos, logrando descarbonizar más de cinco millones de toneladas. Solo son 120 kilómetros y las dificultades técnicas son escasas; tan solo en la zona de Sierra de Bejar, porque de Plasencia a Hervás y de Bejar a Salamanca son zonas llanas.  Según Germán Barrios, asesor de la Red Transnacional Atlántica, sería necesario un túnel en Peñacaballera y ocho viaductos, de los cuales el salto del río Jerte es el más largo, mientras que el resto serían de menos de cien metros. La Vía Verde es compatible con esta nueva plataforma y no puede convertirse en un argumento en su contra. Cualquier justificación para su retraso aumentará el desequilibrio Oeste-Este. El Corredor Mediterraneo lleva la delantera y puede incidir en consolidar una España disfuncional con un oeste parapléjico por falta de infraestructuras.

No hay excusas para no hacer una apuesta decidida por la reapertura de este trayecto, generando en el oeste ibérico una implementación de industria y transporte de mercancías desde Algeciras, con doce mil contenedores diarios hasta los Países Bálticos, añadiendo el transporte procedente de Sines, con datos equiparables.

Madrid no puede seguir siendo un cuello de botella para conectar terminales ferroviarias con puertos. Tampoco puede seguir condicionando el crecimiento del oeste peninsular, máxime cuando hay una apuesta europea por la transición digital, la conectividad, la descarbornización, reduciendo costes logísticos hasta en un 20% y vertebrando territorios, hasta ahora, olvidados. Por Madrid circulan 1385 cercanías al día, con una movilidad diaria de  un millón de personas, priorizando, lógicamente, el transporte de viajeros. Los 120 kilómetros de los que hablamos, significarían el bya pass por Madrid, que racionalizaría el transporte de mercancías norte-sur, mejorando la vertebración de nuestro territorio, impulsando un ecosistema industrial e implementando su cadena de valor. Una urgente palanca económica para el oeste peninsular. ¡Hay que definirse, sin tibiezas!

sábado, 28 de enero de 2023

Relato de malos días



Hace unos días que vengo observando que me desaparecen cosas del interior de mi coche. Lo achaco a mi despiste personal. Suelo perder llaves que encuentro pasado un tiempo, extraviar un libro que aparece en casa de algún amigo... Hasta que hace unos días, al ir a abrir el vehículo, observo que se ha cerrado automáticamente con las llaves dentro. Busco el otro juego de llaves y no aparecen por ninguna parte. Tengo que abrirlo porque tengo unos documentos en su interior y urge su gestión en el día.

Opto por llamar a la grúa para ver si pueden abrir el coche. No hay manera. -¿Rompemos el cristal? -¡Hombre, siempre tendremos tiempo! Asumo disciplinadamente el reto. Traslado a un taller al que no se le resiste una puerta. Nada. ¡Rompemos el cristal! En ese momento, recibo una llamada telefónica: -A mamá, le ha explotado la olla en la cocina pero a ella no le ha pasado nada. Me dirijo a casa de mi madre a toda velocidad, mientras anticipo el destrozo producido. Abro la puerta y mi madre está tranquila. Entro en la cocina y asisto a la visión dantesca de toda una garbanzada expandida por las paredes y por el mueble cocina. La campana ha volado, la tapa doblada como un libro, acelgas aquí, zanahorias allá... Un estallido universal de restos culinarios que avisan de lo que podría haber sido. Hay solución. Llamada al seguro, nueva vitrocerámica, limpieza y pintura...

El día ha pasado, pero sigo conmocionado por el aviso a primera hora de la mañana de la muerte del hijo de un querido amigo mío. Me acerco a su dolor y comparto su ira. Me duermo pensando en cómo el azar o la mala suerte va repartiendo la pena y el llanto. 

Creo en sueños que alguien llama a la puerta. Vuelvo a oír un timbre y no es un sueño. Son las tres de la mañana y me apresuro. Algo ha pasado. Al abrir la puerta, veo a dos policías locales que me preguntan por mi hijo y me acuerdo de mi amigo. ¡Me acelero, emocionalmente! Cuando todo se aclara, me dicen que me han robado el coche y que la Guardia Civil lo tiene localizado en Malpartida. Las llaves han aparecido en el encendido del vehículo, junto a otras llaves de mi casa y el garaje. Al parecer tres muchachos al salir de una discoteca llevaban la rueda derecha pinchada, han encendido las luces intermitentes y la benemérita, que lo ha observado, ha salido tras el coche. Debieron asustarse, saliendo a la cuneta y huyendo campo a través.

Me traslado a Malpartida e imagino que me encontraré un coche estampado. Suerte. Tan solo un reventón de la rueda. Dos guardias civiles, que han recuperado el automóvil, muy empáticamente me explican el suceso. Llamamos a la misma grúa del día anterior. 

La noche es muy fría y nos cubre la niebla. Larga charla con los agentes hasta que hacemos el traslado. ¡Qué buena gente! Hablamos de todo; de su discriminación salarial, de Pablo Iglesias, de los déficits del norte extremeño en casi todo... ¡Me alegro de tener estos servicios públicos! Más tarde, a las siete de la mañana, denuncia en la policía nacional y se repite la sensación de amparo.

Amanece y uno tiene la sensación de haber recuperado el control. Tan solo tengo que reparar el coche, llamar al seguro, cambiar los bombines de las cerraduras, arreglar el cristal de la ventanilla, hacer una ampliación de denuncia...

Me sigo acordando de mi amigo y de su inevitable soledad. El dolor ajeno nos enseña a relativizar y a humanizarnos.

Caigo rendido en la cama. Al día siguiente tengo una reunión sindical en Mérida. Salgo con la intención de ir despacio por las curvas del Tajo para retomar la normalidad.  Una llamada cuando estoy en marcha y milagrosamente contesto. Una voz amiga me informa que mi madre se ha caído y está sola en casa. Doy media vuelta y cuando llego a casa de mi madre me encuentro decenas de curiosos, dos camiones de bomberos, una furgoneta de la policía nacional y una ambulancia del 112. Han entrado por una ventana y comienzo a creer que Murphi existe como personaje malévolo. Todo es manifiestamente empeorable. Directos a la residencia; operación y una nueva Odisea. En Plasencia no hay una sola cama sociosanitaria y la trabajadora social me ofrece una en Trujillo. Los Servicios Públicos se sostienen gracias a sus trabajadores y trabajadoras. Se notan los años de austericidio y recortes. Mi agradecimiento a todos ellos. 

Pero sigo pensando en mi amigo. Un abrazo sostenido nos ha reconfortado. Nos susurramos a los oídos palabras reparadoras, sinceras y de la misma forma que muchas veces reímos, hoy lloramos juntos su irreparable perdida. El dolor del otro siempre humaniza.